4 Conforme a la común decisión de la ciudad, aceptaron los judíos,
por mostrar sus deseos de vivir en paz y que no tenían el menor
recelo;
pero, cuando se hallaban en alta mar, los echaron al fondo, en número no
inferior a doscientos.
5 Cuando Judas se enteró de la crueldad cometida con sus
compatriotas, se lo anunció a sus hombres;
6 y después de invocar a Dios, el justo juez, se puso en camino contra
los asesinos de sus hermanos, incendió por la noche el puerto, quemó
las
embarcaciones y pasó a cuchillo a los que se habían refugiado allí.
7 Al encontrar cerrada la plaza, se retiró con la intención de volver de
nuevo y exterminar por completo a la población de Joppe.
8 Enterado de que también los de Yamnia querían actuar de la misma
forma con los judíos que allí habitaban,
9 atacó también de noche a los yamnitas e incendió el puerto y la
flota, de modo que el resplandor de las llamas se veía hasta en Jerusalén y
eso que había 240 estadios de distancia.
10 Marchando contra Timoteo, se alejaron de allí nueve estadios,
cuando le atacaron no menos de 5.000 árabes y quinientos jinetes.
11 En la recia batalla trabada, las tropas de Judas lograron la victoria,
gracias al auxilio recibido de Dios; los nómadas, vencidos, pidieron a Judas
que les diera la mano, prometiendo entregarle ganado y serle útiles
en
adelante.
12 Judas, dándose cuenta de que verdaderamente en muchos casos
podían ser de utilidad, consintió en hacer las paces con ellos; estrechada la
mano se retiraron a las tiendas.
13 Judas atacó también a cierta ciudad fortificada con terraplenes,
rodeada de murallas, y habitada por una población mixta de varias naciones,
por nombre Caspín.
14 Los sitiados, confiados en la solidez de las murallas y en la
provisión de víveres, trataban groseramente con insultos a los hombres de
Judas, profiriendo además blasfemias y palabras sacrílegas.
15 Los hombres de Judas, después de invocar al gran Señor del
mundo, que sin arietes ni máquinas de guerra había derruido a Jericó
en
tiempo de Josué, atacaron ferozmente la muralla.
16 Una vez dueños de la ciudad por la voluntad de Dios, hicieron una
indescriptible carnicería hasta el punto de que el lago vecino, con
su
anchura de dos estadios, parecía lleno con la sangre que le había llegado.
17 Se alejaron de allí 750 estadios y llegaron a Járaca, donde los
judíos llamados tubios.
18 Pero no encontraron en aquellos lugares a Timoteo, que al no
lograr nada se había ido de allí, dejando con todo en determinado lugar una
fortísima guarnición.
19 Dositeo y Sosípatro, capitanes de Macabeo, en una incursión
mataron a los hombres que Timoteo había dejado en la fortaleza, más
de
10.000.
20 Macabeo distribuyó su ejército en cohortes, puso a aquellos dos a
su cabeza y se lanzó contra Timoteo que tenía consigo 20.000
infantes y
2.500 jinetes.
21 Al enterarse Timoteo de la llegada de Judas, mandó por delante las
mujeres, los niños y el resto de la impedimenta al sitio llamado
Carnión;
pues era un lugar inexpugnable y de acceso difícil, por la angostura
de
todos sus pasos.
22 En cuanto apareció, la primera, la cohorte de Judas, se apoderó de
los enemigos el miedo y el temor al manifestarse ente ellos Aquél que todo
lo ve, y se dieron a la fuga cada cual por su lado, de modo que
muchas
veces eran heridos por sus propios compañeros y atravesados por las puntas
de sus espadas.
23 Judas seguía tenazmente en su persecución, acuchillando a
aquellos criminales; llegó a matar hasta 30.000 hombres.
24 El mismo Timoteo cayó en manos de los hombres de Dositeo y
Sosípatro; les instaba con mucha palabrería que le dejaran ir salvo,
pues
alegaba tener en su poder a parientes entre los cuales había
hermanos de
muchos de ellos, de cuya vida nadie se cuidaría.
25 Cuando él garantizó, después de muchas palabras, la
determinación de restituirlos sanos y salvos, le dejaron libre con ánimo de
liberar a sus hermanos.
26 Habiéndose dirigido al Carnión y al Atargateion, Judas dio muerte
a 25.000 hombres.